Es imposible

“Es imposible” es el eco que se podría escuchar a través de los años, de la historia, en unos momentos más apagado que en otros (tal vez ahí por el 1500); porque no me creo el único que ha tratado de dialogar con un religioso dando argumentos objetivos y neutrales y llegar a la conclusión: es imposible.

Tal vez utilizo mal el término “religioso”, porque de alguna manera yo también lo soy, pero lo soy de una forma tan diferente que no encuentro palabra en mi vocabulario que satisfaga mis tan complicadas ideas. Pero pienso que es darle un título muy alto a tus creencias, “religión”, cuando solo se está creyendo lo que dicen los padres; y con esto señalo a todos, a todos que formamos esta sociedad de porquería en donde pensamos que hay una sola verdad, que nuestra religión es la única y verdadera y está muy por encima de las demás. Digo, si algún día me despierto como palestino, se que sentiré estar haciendo lo correcto al matar al enemigo, además de un gran placer.

“¿De verdad crees que tu religión es la verdadera?, ¿de verdad crees que yo siendo católico no me voy a… salvar?” Apartó la vista de inmediato.

“Si” lo dijo con toda seguridad, porque era lo único que le quedaba.

“Sabes, todos los que siguen la Biblia saben que sólo el… ser supremo… o Jehová, como lo llame tu religión, puede juzgar. Y ustedes están juzgando que tan “perdidas” están las otras religiones, juzgar y decir que no se van a salvar. ¿Y sabes qué?, eso es de lo más egoísta que puede pensar alguien.” Seguía sin mirarme a los ojos, y trató de forzar una sonrisa que por un momento me hizo pensar que rompería en llanto. Lo había dejado sin palabras, y si me contestaba, estaba seguro que sería patético.

“Bueno, no es que no te vayas a salvar, si lo harán ustedes, pero solo por mil años.” Cerré los ojos y suspiré lo más notoriamente posible.

Yo sé que él no terminó pensando “Si, tal vez tenga razón”, si no “pobre, tan alejado de Jehová y pensando tantas tonterías”, y no me sorprendería, si él tuviera un blog, encontrar una entrada similar a esta quejándose de lo crueles que podemos llegar a ser los católicos.

“Entonces” dijo de repente “¿no que eras católico?” Tienes que ser muy bueno para lanzarme una pregunta irónica o una “pedrada” que surta efecto, habilidad que estoy seguro nunca desarrollará.

“¿Qué te parece mejor?” dije aún sin lograr cruzar miradas “¿pensar que yo estoy en la religión verdadera, que yo piense que por tus creencias terminarás siendo un pecador y no te salvarás y que me cierre en mis ideas para que nadie me saque, o pensar que todas las religiones sirven para lo mismo: llegar a la divinidad, que ninguna es más verdadera que otra, y todos somos iguales ante eso que llaman Dios?”

“Me tengo que ir.”