28/1/09

Los ojos del perro siberiano

Perro siberiano “En los ojos de la abuela veo lástima. En los de papá, enojo y vergüenza. En los de mamá, miedo y reproche. En tus ojos, curiosidad y misterio. Los únicos ojos que me miran igual, en los únicos ojos que me veo como soy, no importa si estoy sano o enfermo, es en los ojos de mi perro”.

Click y aparecen los resultados de la búsqueda en Google. Estaba buscando imágenes para un trabajo de literatura. Click. “Tal vez esta me sirva”. Click. Había un título que rezaba “Para la clase de español” y una introducción donde una mujer llamaba a sus alumnos a que leyeran los libros que ella indicaba; miré lo más rápido que pude, “prometiste no gastar más tiempo que el necesario”. Entonces reconocí un titulo y mi mente se llenó de recuerdos al instante. No lo podía creer, es que había pasado tanto tiempo. “Los ojos del perro siberiano”.

Tenía 11 años cuando lo leí por primera vez; no puedo recordar porqué lo tomé, aun menos porqué comencé a leer la primer página, lo único que recuerdo es que lo encontré tirado, nadie en la casa lo reclamó y nadie lo ha hecho hasta ahora. Había sido una lectura rápida, pero cuando lo terminé sentí como si hubiera pasado en tiempo real los más de 20 años que el libro relata. Terminé melancólico, tenía ganas de llorar. Supongo que era demasiado inmaduro para poder entender situaciones tan complicadas como contraer SIDA o el ser homosexual, palabra que por cierto se menciona una sola vez en todo el libro y sin embargo me dio mucho en que pensar. Entonces lo leí otra vez, y otra vez, y entonces desapareció y lo olvidé, pero dejó algo en mí que no pude reconocer hasta ahora.

Mientras más pienso en el libro, recuerdo más cosas y me comienzo a sentir más identificado con el protagonista: se da cuenta que se encuentra encerrado en una sociedad en donde la ética está basada en preceptos sin sentido, en donde la diferencia es motivo de vergüenza, no hay compasión, y se da cuenta que en su familia existen la crítica y la hipocresía (no es el caso de mis padres, como en la novela). ¿Será que el libro marcó parte de mi personalidad desde ese entonces?

No lo recomendaré. Si alguna vez te encuentras con ese libro por coincidencia como yo, será porque es el momento exacto para que lo leas. Qué rayos, consíguelo en cuanto puedas, el autor es Antonio de Santa Ana.

24/1/09

El maravilloso mundo donde no te lo esperabas

No sé si soy el único raro que hace esto, pero desde siempre he tenido lapsos en que a cada persona que se cruza en mi camino (caminando por la plaza, comprando en el Wal-Mart, en el camión urbano) trato de “recrear” lo que ha vivido o lo que está viviendo. Ejemplo: estoy en el camión y veo que una mujer sube y mi me digo a mi mismo: “tal vez ella acaba de recibir una llamada informándole que su madre esta secuestrada, y en este momento se dirige hacia el lugar donde se supone que debe entregar el dinero”; o voy caminando hacia la farmacia y un joven cabizbajo pasa por mi lado: “hace unas horas él descubrió que era homosexual y confundido se dirige a la iglesia que se encuentra por aquí”. Claro, no todas son tan trágicas.

Puede que esas… conclusiones… parezcan un tanto locas y sin sentido, pero para mí son tan probables como mi teoría de que nadie es lo que parece. Hubo momentos en los que me decía cosas como “¿a alguien se le ocurrirá que el joven que acaba de ver (yo) no sabe siquiera a donde va, y está desesperado porque se acaba de dar cuenta que traicionó a uno de sus mejores amigos?”. Vuelvo a repetir, nadie es lo que parece, será muy difícil que te imagines que es lo que le sucede, sea muy bueno o muy malo. Puedo comenzar hablando con alguien que tiene apariencia “cool” y terminar pensando: “debió ser la ñoña mayor en la secundaria”. Debo admitir que también me da cierto placer hacer esas conclusiones, es darle variedad al mundo.

Ahora, con lo escalofriante que es pensar que todo lo que crees es una mentira, hay una manera de encontrar la verdadera persona, de la forma más simple y obvia: conociéndolo(a). Eso es lo que me pasó con una de esas personas con la que te relacionas muy, pero de verdad, muy poco, que ya no sabes si acaso te recuerdan. Me encontré con su blog. Nunca me hubiera imaginado. Pero que maravilloso es eso, amo el simple hecho de saber que no me imaginaba con quien hablaba. Tal vez por eso me gusta tanto LOST, básicamente la serie trata sobre eso, ir descubriendo el pasado de los protagonistas para encontrar respuestas del presente.

Que friki, pero me inspira a escribir.

“'¿Tienes Facebook?”

Platicando en la clase de inglés, llegamos al típico “'¿Tienes Facebook?”, y siempre mi respuesta tan larga “Si, pero solo para ver fotos”. Si, solo para eso, nada más. Es un entrar y salir rápido, solo para ver en donde me etiquetaron, con tal de que nadie se percate que estoy online. No sé cuantos lo noten, pero tengo un prejuicio de las personas que pertenecen a alguna red social.

¿Por qué mantengo esa actitud hacia las redes sociales?, ¿dónde quedó el Seamus que escribía 30 comentarios al día en el MySpace y había “convertido” a dos de sus amigos al vicio? Lo que si tengo muy claro es porque lo dejé, una mala experiencia. Primera prueba de que mis ideas no son en vano: las redes sociales te hacen perder amigos, que suena más irónico escrito que mientras lo piensas. Aún así, podría usar Facebook sin ningún problema, unos 15 minutos al día, ir agregando a más personas, conocer otros usuarios; pero encuentro dos problemas: superficialidad y vicio. Que me contradigan, pero las redes sociales son tan superficiales como decir “como estas?” por el Messenger. Y el vicio: todas las personas que usan regularmente una red social sufren un grado de vicio; o cómo explican esa necesidad de estar firmando o retando a alguien, actividades tan insulsas que no te cambian en nada la vida.

No sé si siga en el diseño de los “MySpaces”, pero era algo verdaderamente traumante: el top de amigos. Era ver en qué “grado de amistad” estabas según la persona, antes de quien y después de quién; “¡¿Oye, porque no estoy en tu top?!”, “¡¿Por qué Seamus está en él numero 1 y yo no?!”. Ser acorralado por personas que les faltaba madurar mucho.

Ahora, si lo dejo en que nunca me uniré a una red social, sería la peor predicción que haya hecho en mi vida.

20/1/09

Cuando no estás de acuerdo en Ética

¿Será cierto que todos seguimos los mismos patrones?, ¿será cierto que nuestro "ser" se rige por reglas ya preestablecidas?, o sea, misma ética, misma naturaleza?

Sinceramente, aborrezco esa idea, aborrezco que la gente piense que los humanos pueden ser estudiados como números por los matemáticos. "No puede haber grises, solo blancos y negros", "para todos lo bueno y lo malo es lo mismo", "si tomas una decisión buena, el numero de letras que describan esa decisión en una oración multiplicado por tres dará como resultado el numero de día que tendrás de buena suerte este 2009". ¡No!, los humanos somos mucho más complejos, cualquiera se puede dar cuenta que la forma de discernir lo bueno y lo malo varía según la cultura, y otros factores que me da flojera escribir; no puedes dividir a la gente en blancos y negros, buenos y malos, ¡hay diferentes tonalidades de grises!

Yo creo en lo relativo, no creo en una verdad absoluta, mucho menos en una ética absoluta para chinos, rusos, mayas, y otras culturas. "Cielos, entonces imagínate como estuviera el mundo, no habría ninguna verdad en la que basarnos". ¡Hola!, así estamos desde hace milenios.

"¿Entonces me dirás que violar a una persona, pecar o hacer cosas malas está bien?". Obviamente mi respuesta es no. Pero no porque esa sea una regla universal como las leyes de la gravedad, es porque esa es mi ética, es mi verdad, definida por mi cultura o por mis padres; quién sabe, tal vez haya algún otro Oscar Wilde moderno que nos recuerde que “pecar es lo que le da variedad a este mundo”.

Estaré mal o bien, no se puede comprobar, pero me hace sentir tranquilo que nada está escrito.

1/1/09

2009

Fuegos Artificiales Y vuelve a ser primero de enero. A pesar de que no le encuentro sentido a las festividades de estas fechas, es necesario pasar al siguiente año con nuevas esperanzas. Tal vez si no hubiera un día en el que de forma ilusa crees que puedes “resetear” tu vida, estaríamos acabados. Digo de forma ilusa, porque nos tomamos estas fechas demasiado enserio, como si fuera el momento exacto para volver a empezar, cuando lo podemos hacer en cualquier momento del año.

Así, con esta corta entrada, les deseo un 2009 muy interesante :)